Algunos objetos de la colección Mesoamericana del Museo Británico aún conservan restos de ‘Azul Maya’.
Nuevas perspectivas
Científicos identificaron las características de este pigmento en los años 60, definiéndolo como un material nanoestructurado producido por el calentamiento de la palygorskita (un mineral filosicato fibroso que ocurre naturalmente) con estructura de aguja junto a unas especies de índigo precolombino (ya sea I.suffructicosa o I.guatalamensis, «ch’oh» en maya yucateco).
Aunque los arqueómetros y científicos han experimentado con su fabricación, actualmente artistas indígenas y no-indígenas en el sur de México están produciendo dicho color usando metodologías indígenas y su sensibilidad artística.
Este proyecto busca subvertir los marcos interpretativos utilizados hasta ahora para estudiar este pigmento tan complejo, al emplear un marco interdisciplinario que comprenda epistemologías indígenas, experimentaciones artísticas y ciencia de materiales.
De esta manera, no solo permitirá elucidar aspectos del pigmento precolombino que han sido ignorados por científicos trabajando en laboratorios, sino que este proyecto políticamente comprometido abogar por metodologías multivocales y locales.
Los artistas contemporáneos afiliados a este proyecto están adoptando actualmente metodologías indígenas para experimentar con el pigmento, por ejemplo, el cultivo de índigo durante el periodo de luna creciente y el uso de agua de lluvia para extraer el tinte.
La investigación etnográfica preliminar también ha demostrado que otros tintes azules, como los extraídos de las ramas lonchocarpus spp, podrían haber sido empleados en lugar de índigofera spp. en ciertas regiones.
Sin embargo, los misioneros franciscanos podrían haber evadido su uso debido a la significación religiosa indígena: el lonchocarpus violaceus, por ejemplo, fue (y continúa siendo) ampliamente usado para hacer la bebida alcohólica ritual maya, balché.
El proyecto analizará la composición molecular del ‘Azul Maya’ contemporáneo junto a los rastros del pigmento en las colecciones del Museo Británico para contrastar el ‘Azul Maya’ producido a través de métodos indígenas contemporáneos con aquel hecho en un laboratorio.
La hipótesis de los investigadores es que los procesos locales y materiales son más cercanos al azul en fuentes históricas y pigmentos. Estos análisis podrían confirmar posibles fuentes alternativas de colorantes azules al índigo y el ‘Azul Maya’, como el uso de Justicia spicigera (muitle) y Commelina coelestis.
La investigación también busca reconocer la multitemporalidad del patrimonio, así como la importancia de enfatizar la continuidad cultural indígena. Los investigadores, algunos de los cuales son indígenas, son predominantemente de la región y como tal, el proyecto constituye una apropiación ontológica de las interpretaciones del patrimonio por parte de personas indígenas y locales.